21/12/2023
Los investigadores aseguran que los ‘antrobots’ pueden moverse por el cuerpo y encontrar tejidos afectados
La biología, la tecnología y la ciencia se unieron para crear un avance que promete ofrecer una alternativa en los procesos médicos a futuro. Se trata de robots pequeños desarrollados con células humanas que pueden curar desde adentro del cuerpo.
Investigadores de la Universidad de Tufts y el Instituto Wyss de la Universidad de Harvard, fueron los encargados de desarrollar a los ‘antrobots’, una especie de biobots que se generan a partir de material biológico y apuntan a ser útiles en tratamientos y reparaciones de tejidos.
El proyecto arranca con una sola célula extraída de la tráquea de un donante humano. Esta célula es manipulada por los científicos para unirla y multiplicarla, formando estructuras con cilios, similares a pelos presentes en la tráquea humana.
Luego estos cilios se convierten en una especie de remos, permitiendo a los antrobots desplazarse por el cuerpo humano, lo que les permite iniciar su proceso de curación desde adentro.
Estos robots diminutos tienen la capacidad de autoensamblaje. A diferencia de otros intentos anteriores de crear robots biológicos, estos no son construidos manualmente sobre un molde. Luego crecen orgánicamente a partir de una célula única, adquiriendo diversas formas y movimientos, ya que algunos parecían balones de fútbol americano o formas irregulares y se desplazaban a veces en línea recta, en círculos cerrados o se paraban y luego volvían a moverse.
“Queríamos averiguar qué pueden hacer las células, además de crear funciones predeterminadas en el cuerpo. Reprogramando las interacciones entre células se pueden crear nuevas estructuras multicelulares, análogas a la forma en que la piedra y el ladrillo pueden disponerse en distintos elementos estructurales como muros, arcos o columnas”, aseguró Gizem Gumuskaya, una de las científicas involucradas en el proyecto.
Su vida útil, en condiciones de laboratorio, puede extenderse hasta los 60 días. Sin embargo, su verdadero potencial radica en su capacidad de influir en la curación del cuerpo humano, ya que gracias a su desplazamiento pueden llegar hasta las zonas del cuerpo dañas. Allí estimulan la reparación neuronal, fomentando el crecimiento de nuevas neuronas en áreas afectadas, aunque el mecanismo exacto que emplean sigue siendo un misterio para la ciencia.