01/03/2022
Es un mosaico de jóvenes cautivados por la ultraderecha, nostálgicos de la Alemania de Hitler, barrabravas de clubes ucranianos, todos amalgamados ahora para defender su territorio de las tropas enviadas desde Moscú
El Batallón Azov opera como una empresa para la guerra. Tiene su página de reclutamiento donde ensalza la gloria de sus muertos en la campaña del Donetsk. Su símbolo es el Wolfsangel, de inconfundible linaje nazi y prohibido en Alemania. Llamado igual que el mar cercano donde nació al este de Ucrania, tiene una fama temible de la que no puede ufanarse el ejército regular que intenta repeler la invasión rusa.
El Departamento de Estado de EE.UU lo calificó como “grupo de odio nacionalista” y en eso coincide bastante con Vladimir Putin. Es un mosaico de jóvenes cautivados por la ultraderecha, nostálgicos de la Alemania hitlerista, barrabravas de clubes ucranianos, todos amalgamados ahora para defender su territorio de las tropas enviadas desde Moscú. Adiestran a inexpertos en el uso de armas, pero también reclutan a militares curtidos.
No son improvisados y sí el presidente ruso habló de desnazificar a su país vecino, se refería sin duda a ellos.
Los neonazis de Azov glorifican a sus integrantes caídos en combate y las acciones militares que emprendieron en la región del este de mayoría rusófona. Dicen de Serhiy Ambros que “era un hombre muy inteligente y culto.
Se graduó de la escuela secundaria con medalla de oro, se interesó por el deporte y la vida patriótica de su ciudad natal”. Cuentan de Mykola Troitsky que “murió bajo el seudónimo de Akela y dio su vida por Ucrania. Permanecerá para siempre en nuestra memoria como un verdadero lobo de Odessa”.
De otros muertos en escaramuzas con las fuerzas prorrusas se remarca su pertenencia como “ultras” (nuestro equivalente a barrabrava) de diferentes clubes de fútbol como el Poltava, de la Primera División o el FC Sumy.
Un periodista canadiense, Michael Colborne, es autor de un libro sobre este grupo armado. Contó - citado por Télam - durante un seminario virtual organizado por la ONG Counter Extremism Project, que el Batallón Azov “dejó de ser solamente una unidad militar afiliada a la Guardia Nacional del país y generó extensiones como el llamado Cuerpo Civil Azov para alcanzar algo así como a los sectores no militares de la sociedad; en 2016 se expandió en el partido político Cuerpo Nacional y surgieron otras ramificaciones afiliadas y no afiliadas de lo que se conoce como el Movimiento Azov”.
Colborne es el mismo que escribió: “Ucrania realmente tiene un problema de extrema derecha, y no es una ficción de la propaganda del Kremlin. Y ya es hora de hablar de eso”. Fue en Forward, un diario judío-estadounidense que se publica en inglés e idish, en diciembre pasado.