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28/03/2024

El Papa en la Misa Crismal: redescubramos el poder del arrepentimiento

El Papa Francisco presidió este Jueves Santo, la Misa Crismal, en la Basílica de San Pedro

Dirigiéndose a los 1.500 sacerdotes, obispos y cardenales presentes el Santo Padre les agradeció por su heroico testimonio, pero los instó a transformar las deficiencias, los errores y los corazones endurecidos en una oportunidad para acercarse a Cristo y comenzar de nuevo y subrayó que "la curación del pastor se produce cuando, heridos y arrepentidos, dejamos que Jesús nos perdone: nos conduce a través de las lágrimas, del llanto amargo, del dolor que nos permite redescubrir el amor".

Francisco explicó que es por eso que, en este Jueves Santo del Año de la Oración, decidió centrar su reflexión en la importancia del arrepentimiento en la vida sacerdotal, que, según subrayó, es una cura para la dureza del corazón. “El arrepentimiento es un remedio porque nos devuelve a la verdad sobre nosotros mismos”, señaló.

En su homilía, el pontífice reflexionó sobre cómo San Pedro, el primer Pastor de nuestra Iglesia, perdió de vista a Cristo y lo negó tres veces. En el remordimiento, recordó el Papa, los ojos de Pedro se inundaron de lágrimas que, "surgiendo de un corazón herido, lo liberaron de sus falsas nociones y de su seguridad en sí mismo".

"Esas lágrimas amargas", dijo el Papa Francisco, "cambiaron su vida".

"Queridos hermanos sacerdotes, la curación del corazón de Pedro, la curación del Apóstol, la curación del pastor -dijo el Papa- se produjo cuando, afligido y arrepentido, se dejó perdonar por Jesús. " Señaló que su curación se produjo en medio de lágrimas y llanto amargo, lo que llevó a un amor renovado.

El pontífice expresó que deseaba compartir con sus compañeros sacerdotes reflexiones sobre un aspecto de la vida espiritual que, según dijo, ha sido algo descuidado, pero que sigue siendo esencial. "Incluso la palabra que voy a utilizar es algo anticuada, pero merece la pena reflexionar sobre ella. Esa palabra es compunción".

La compunción, un 'traspaso del corazón'
El término compunción, dijo el Papa, implica un doloroso "traspaso del corazón" que evoca lágrimas de arrepentimiento, como sucedió con San Pedro.

No es, aclaró, un sentimiento de culpa lo que nos desanima u obsesiona con nuestra indignidad, sino un “penetración” beneficiosa que purifica y cura el corazón.

Una vez que reconocemos nuestro pecado, dijo el Papa, "nuestros corazones pueden abrirse a la acción del Espíritu Santo, la fuente de agua viva que brota dentro de nosotros y hace llorar a nuestros ojos". Quienes estén dispuestos a ser “desenmascarados” y dejar que la mirada de Dios atraviese su corazón, dijo, reciben el don de esas lágrimas, las aguas más santas después de las del bautismo. Sin embargo, insistió, debemos entender claramente lo que significa llorar por nosotros mismos.

"No significa llorar de autocompasión, como tantas veces nos vemos tentados a hacer". Llorar por nosotros mismos, aclaró, "significa arrepentirnos seriamente de entristecer a Dios por nuestros pecados; reconocer que siempre permanecemos en deuda con Dios, admitir que nos hemos desviado del camino de la santidad y de la fidelidad al amor de Aquel que dio su vida por a nosotros."