12/11/2021
Manipular el sistema climático planetario para reducir el calentamiento global podría tener enormes consecuencias ambientales y geopolíticas
1. ¿Qué es exactamente la geoingeniería?
Tradicionalmente, la geoingeniería ha abarcado dos estrategias muy diferentes: la de aspirar dióxido de carbono del aire para que la atmósfera acumule menos calor, y la de reflejar más luz solar para que el planeta absorba menos calor.
La primera, conocida como "captura de carbono" o "tecnologías de emisiones negativas", ya ha ganado un gran consenso científico como algo que tendremos que hacer obligatoriamente para evitar niveles peligrosos de calentamiento global (ver Cómo paliar el cambio climático con 'acordeones' que aspiran CO2). La mayoría ya no la llama "geoingeniería", para evitar que se asocie con la segunda y más polémica estrategia, la geoingeniería solar.
2. ¿De dónde surgió la idea?
La geoingeniería no es algo especialmente nuevo. En 1965, el Comité Asesor de Ciencias del entonces presidente de EE. UU., Lyndon Johnson, advirtió que podía ser necesario aumentar la reflectividad de la Tierra para compensar el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero. El comité llegó incluso a sugerir que se rociaran partículas reflectantes a través de los océanos.
3. ¿Podría la geoingeniería solucionar el cambio climático y liberarnos de la molestia de reducir los combustibles fósiles?
La geoingeniería no aborda otros peligros climáticos, como la acidificación de los océanos o el considerable daño ambiental causado por la extracción y la quema de combustibles fósiles finitos. Y mayores niveles de geoingeniería podrían aumentar otras alteraciones del sistema climático, por lo que no podremos aumentar su uso para compensar las cada vez mayores emisiones.
4. ¿Cómo se investiga la geoingeniería?
Varios investigadores han empezado a estudiar la geoingeniería, principalmente a través de simulaciones informáticas o pequeños experimentos de laboratorio para explorar si realmente funcionaría, cómo se podría hacer, qué tipo de partículas podrían usarse y qué efectos secundarios ambientales podría producir.
El modelado informático demuestra que la geoingeniería reduciría las temperaturas globales, el aumento del nivel del mar y algunos otros impactos climáticos. Pero algunos estudios han encontrado que altas dosis de ciertas partículas también pueden dañar la capa de ozono, alterar los patrones globales de precipitaciones y reducir el crecimiento de los cultivos en determinadas áreas.
5. ¿Se han llevado a cabo experimentos de geoingeniería en el mundo real?
En 2009, un equipo de científicos rusos realizó el que se considera el primer experimento de geoingeniería al aire libre. Colocaron generadores de aerosol en un helicóptero y en un coche y rociaron partículas a alturas de hasta 200 metros. En un artículo publicado en Russian Meteorology and Hydrology, el equipo afirmó que el experimento había reducido la cantidad de luz solar que llegaba a la superficie. (Vale la pena señalar que Yuri Izrael, un escéptico climático y asesor científico de Vladimir Putin, fue el autor principal del estudio y el editor de la revista).
6. ¿Alguien está haciendo geoingeniería de verdad?
Los investigadores destacan que estos experimentos no pertenecen a la geoingeniería: las cantidades de material involucrado son demasiado pequeñas para alterar las temperaturas globales. De hecho, a pesar de una vasta y variada gama de teorías de conspiración que circulan por internet diciendo lo contrario, actualmente nadie está llevando a cabo geoingeniería a escala planetaria.
7. ¿Hasta qué punto resulta controvertida la geoingeniería?
Una tecnología que no conoce fronteras también plantea complejas, si no insuperables, preguntas geopolíticas. ¿Quién debería decidir, y quién debería opinar, si procedemos con ese esfuerzo? ¿Cómo establecer una temperatura media global única como objetivo, ya que afectará a diferentes países de maneras muy distintas? Y si no podemos ponernos de acuerdo, o llegar a un consenso sobre si implementar la tecnología, ¿habrá algún país o individuo que lo haga de todos modos a medida que se multipliquen las catástrofes climáticas? Si fuera así, ¿podría provocar conflictos o incluso guerras?
Hay quien afirma que experimentar con un sistema tan complejo como el clima es como jugar a ser Dios.
O que la idea de contrarrestar un contaminante con otro, o tratar de arreglar un fracaso tecnocrático con una solución tecnocrática es una estupidez. Una preocupación final, e indiscutible, es que las simulaciones y los experimentos a pequeña escala no nos dirán mucho. Simplemente es imposible saber cómo funcionará la geoingeniería y cuáles serán las consecuencias hasta que la probemos. Y en este punto, todos estamos bloqueados con los resultados.
8. Entonces, ¿por qué se está considerando?
Pocas personas serias se describirían a sí mismas como defensoras de la geoingeniería. Los científicos que la estudian se declaran ambivalentes y reconocen abiertamente que no es la mejor solución para el cambio climático. Pero les preocupa que, al continuar construyendo centrales eléctricas, vehículos y ciudades que emitirán gases de efecto invernadero en las próximas décadas, la sociedad se esté condenando a niveles peligrosos de calentamiento y a un clima extremo.
Así que, cada vez más expertos consideran irresponsable no explorar algo que podría salvar muchísimas vidas, así como especies y ecosistemas, siempre que se combine con esfuerzos serios para reducir las emisiones. Sí, es peligroso, pero ¿en comparación con qué? ¿Más peligroso que las hambrunas las inundaciones, los incendios, las extinciones masivas y la migración provocados por el cambio climático.