29/08/2022
Tras la muerte masiva de peces en el río Oder, que afecta también a Alemania, cientos de casos de eliminación ilegal de aguas residuales industriales salieron a la luz en Polonia

Desde hace años, Ryszard Gawron, contable, activista ambiental y pescador, lucha por el río Oder. Vive en Olawa, un pueblo de 30.000 habitantes a 30 kilómetros de Breslavia, en Polonia. Él fue uno de los primeros en alertar a las autoridades de Polonia a mediados de julio. "A solo cien metros de distancia, había cientos de peces muertos. Y al día siguiente sacamos miles del agua", cuenta a DW.

Ryszard Gawron sabe mucho sobre aguas residuales industriales. La asociación "Todo por Olawa", de la que es miembro, tiene fotos y grabaciones de videos que documentan los pecados ambientales de la industria local: por ejemplo, compuertas a través de las cuales fluyen aguas residuales sucias durante la noche. O bomberos extrayendo una manguera ilegal fijada al suelo del fondo del río, que conducía a la fábrica de papel Jack-Pol, en Olawa, donde se procesan 500 toneladas de celulosa al mes.
La correspondencia entre los activistas ambientales y las autoridades muestra que la empresa ya fue acusada durante mucho tiempo de irregularidades en la gestión de aguas residuales e incluso pagó multas. Ahora, Jack-Pol ha vuelto a ser objeto de muchas y muy severas críticas. La empresa, sin embargo, niega haber contribuido al desastre del Oder. En su sitio web, se puede leer: "La protección del medio ambiente es nuestro objetivo primordial".
Para los activistas está claro que una empresa que ensucia el caudal del río, contribuye a la muerte de peces. El alcalde de Olawa se ha mantenido al margen de las disputas entre los activistas y la empresa de celulosa.

La situación tampoco fue distinta en Varsovia, donde el primer ministro, Mateusz Morawiecki, admitió que supo de la catástrofe dos semanas más tarde. Zielinski espera que esta sea una llamada de atención para el Gobierno, también porque se trata de un río fronterizo con Alemania y, por lo tanto, es un "escándalo internacional".
La ministra de medio Ambiente polaca, Anna Moskwa, prometió invertir 50 millones de euros para gestionar y modernizar el viejo sistema de aguas "en importantes y sensibles ubicaciones de ríos y afluentes polacos".

La autoridad estatal de supervisión del agua, Wody Polskie, fundada en 2018, informó que ha estado examinando los desagües no naturales desde 2021. De las 17.000 tuberías, 1.400 o no están reguladas del todo o son ilegales; incluidas 282 que desembocan en el Oder. Este es un balance aterrador para los ecologistas, que no hace más que confirmar la nefasta gestión fluvial en Polonia.
Enormes cantidades de aguas residuales industriales fluyen hacia el Oder, legal o ilegalmente, lo que daña el río, especialmente a altas temperaturas y bajos niveles de agua. Ahora, a partir del 1 de septiembre, entra en vigor una nueva ley en Polonia: multas desde 2.300 a 2.300 millones de euros, además de penas de cárcel de hasta 12 años, para quienes contaminen los ríos.