13/05/2025
El intérprete, director y dramaturgo con más de cinco décadas de trayectoria en el teatro, el cine y la televisión falleció a los 81 años
El telón bajó por última vez para Alfredo Lépore, actor, director teatral, dramaturgo y alma silenciosa del teatro argentino. Falleció el 11 de mayo, a los 81 años, y su partida deja un hueco entre bambalinas. No tuvo nunca una fama escandalosa. No encabezó marquesinas con luces de neón. Pero su arte, profundo, constante, a veces invisible, fue un pulso firme que sostuvo el teatro desde sus cimientos.
Nació el 6 de junio de 1944. Desde joven se sumergió en la dramaturgia y la dirección escénica, ese lugar donde el ego se disuelve para que surja la obra. Conocía como pocos los laberintos de una escena. “Despedimos con profundo pesar a nuestro afiliado Alfredo Lépore”, publicó la Asociación Argentina de Actores y Actrices, una institución que lo contaba como miembro desde 1977. Desde allí lo recordaron como un hombre de trabajo, talento y compromiso, una figura respetada por sus pares, aunque jamás buscó el reflector del estrellato.
Su carrera fue larga y variada. En teatro, su medio más fértil, brilló en piezas como Yerma, Jugando con el dúo mágico, Y usted, ¿nunca tuvo un amante? y La calle de las sorpresas. Pero también fue autor, y ahí radicaba otra de sus pasiones. Obras como El verdadero yo de una demente, La burbuja encantada y Usted nunca tuvo un amante muestran a un Lépore inquieto, creativo, con una mirada lúdica e introspectiva del mundo.
También fue un rostro del cine argentino. Participó en títulos como Correccional de mujeres, Todo o nada, Comandos azules en acción, Obsesión de venganza, Relación prohibida, Yo tenía un plazo fijo, La garganta del diablo y El ojo de la tormenta (Stormquest). Su trabajo, aunque no siempre protagónico, fue preciso y profesional, sostenido por una ética intachable.
En los años 80, cuando los hogares argentinos devoraban casetes, dirigió y actuó en producciones en VHS que hoy tienen sabor a arqueología audiovisual: Corona contraataca, Corona presidente y Estampas de zarzuela. Una etapa que muchos pasaron por alto, pero que en su momento fue consumo popular, de videoclubs y tardes familiares.