03/01/2023
El 10 de mayo de 1964, Colón venció por 2 a 1 al Santos de Pelé y escribió una de las hazañas que se encuentra entre las más icónicas del fútbol nacional
El Club Atlético Colón no volvió a ser la misma institución, luego del día 10 de mayo de 1964. El Brigadier López no volvió a ser el estadio que era; y sus hinchas no volvieron a ver este lugar, inaugurado el 9 de julio de 1946 en un encuentro amistoso ante Boca Juniors, de la misma manera. Lo absurdo se convirtió en épico, lo imposible se hacía realidad. Todo cambió, el mundo sabalero se modificó, el primer elefante se desplomó, y el “Cementerio de los Elefantes” nació.

A casi seis décadas de la victoria ante el Santos de Pelé, la leyenda continúa y se agiganta cada vez que se recuerda la epopeya: un equipo que militaba en ese momento en la Primera B -y había jugado el día anterior, ante Platense-, venció a las estrellas brasileñas del Santos, parando las rotativas de los diarios y convulsionando deportivamente al club santafesino, en un cimbronazo que se recordará para toda la eternidad. “O Rei” Pelé, tricampeón mundial con la selección brasileña en 1958, 1962 y 1970, se quedó sin corona en Santa Fe, porque se la sacaron en el Barrio Centenario.

En el comienzo del encuentro, la marca férrea de los sabaleros neutralizó durante todo el encuentro a los brasileros con un claro 4-2-4 dinámico que intentaba equiparar las fuerzas, pero de todas maneras, Pelé abrió el marcador a los 37 minutos, tras una pared con Coutinho. De esta manera, el Santos se iba al descanso con una ventaja de 1 a 0, que no dejaba tan mal a los sabaleros. Esta presunción de igualdad de fuerzas ante los calificados jugadores del Santos fue la clave para que en el segundo tiempo, el conjunto sabalero salga parado con una cara ofensiva que lo llevaría a la gloria eterna. Los jugadores del Santos eran absolutamente superiores en calidad futbolística de mitad de cancha hacia adelante, pero mostraban ciertas debilidades en el fondo que el conjunto sabalero aprovechó.
A los seis minutos de la segunda parte, la historia comenzó a escribirse con tinta de leyenda: Serenotti encaró y Fernando López estableció la igualdad para el Club Altético Colón. La marca férrea de los jugadores sabaleros continuó, esperando la oportunidad pero sin desordenarse temiendo la calidad de los futbolistas rivales, con Pelé a la cabeza.

El periodista santafesino Ángel Gutiérrez le dio la denominación permanente, a un Estadio que albergó la victoria de un puñado de futbolistas humildes contra una manada de elefantes. El “Cementerio” adquirió a lo largo de los años -y también de las victorias “imposibles”-, un mote verídico que cada día se hace más épico: el que cada equipo grande que juega un partido allí ante el Club Atlético Colón, se vuelve con las manos vacías. Fuente: (Aire Digital)