05/08/2025
Perdió a su hijo en 1977 y desde entonces se convirtió en referente indiscutida en la defensa de los derechos humanos. Su voz acompañó cada juicio por delitos de lesa humanidad en la región

Dolores Noemí López Candal de Rigoni, más conocida como Lolin, la última Madre de Plaza de Mayo filial Neuquén y Alto Valle murió este martes a la madrugada a los 100 años. La noticia fue confirmada por su hija.
Nacida en Daireaux, provincia de Buenos Aires, junto a su pareja, Helvecio Alberto “Toto” Rigoni llegaron a Neuquén en 1965, donde nacieron sus hijos Ricardo, Roberto y Ana. Referente por su lucha en defensa de los derechos humanos, permaneció activa hasta sus últimos días en la búsqueda por la verdad, la memoria y la justicia. Su hijo Roberto, a quien todos conocían como “Champita” fue secuestrado el 16 de abril de 1977 en Isidro Casanova, La Matanza, provincia de Buenos Aires y asesinado cuatro días después por fuerzas militares del Regimiento de la Tablada. Un tiempo después la familia logró que le entregaran su cuerpo.
A partir de la pérdida de su hijo, Lolin empezó a usar un pañuelo blanco en la cabeza y a juntarse con otras madres de desaparecidos y muertos por el terrorismo de Estado.
Lolin estuvo presente, junto a Inés Ragni, otra de las Madres de Plaza de Mayo, en los ocho juicios por delitos de lesa humanidad que se desarrollaron en Neuquén en el que se juzgaron y condenaron a exmilitares, policías, personal de Inteligencia, otras fuerzas de seguridad y personal de la Justicia.
“Más de la mitad de mi vida he estado con las Madres, la militancia y la familia. Ellos han sido mi sostén”, dijo alguna vez. Destacó que las Madres filial Neuquén y Alto Valle mantuvieron los principios de la asociación. “No hemos vulnerado ninguno, somos una filial que resiste y sabe cuál es el camino. La defensa de la vida es nuestra causa, no solo la aparición con vida, y la vida es un derecho que tenemos que defender”.